Análisis anatomo-fisiológico del poema Primero sueño de Sor Juana
Miguel Ángel Olarte Casas
Resumen: El poema Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, publicado en 1692, ha sido analizado desde diversas perspectivas: para algunos autores como el tránsito del dormir, soñar y despertar y para otros como una batalla entre el día y la noche, el sueño y la vigilia o entre la ignorancia y el conocimiento, y aunque ya previamente se han resaltado los aspectos corporales tratados por la autora en su obra, el presente trabajo se enfoca en el análisis intertextual del poema desde la concepción científica del siglo XVII al que perteneció la jerónima, inmersa en postulados neoplatónicos y herméticos, para posteriormente cotejar estos principios con el conocimiento médico actual y hasta encontrar entre estos textos, tan distantes en tiempo y sistemas gnoseológicos, una correlación entre arte y ciencia para no olvidar que la medicina es considerada de entre las ciencias la más humana.
Palabras clave: Primero sueño, sueño, neoplatónico, hermetismo.
  1. Introducción

El poema Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz, publicado en 1692, ha sido analizado y sintetizado ampliamente. Para algunos como el tránsito del dormir, soñar y despertar; para otros como una batalla entre el día y la noche, el sueño y la vigilia o entre la ignorancia y el conocimiento. La búsqueda del entendimiento para la autora es tan distante que sólo se tiene la esperanza de tratar de alcanzarlo en un sueño, sin embargo, dentro de este, se desvanece el objetivo, puesto que lograr conocer y entender todas las cosas es tan imposible como el querer contar los granos de arena en el mar. La insignificancia e incapacidad de la humanidad se hace evidente en este intento de entendimiento universal y nos refrenda nuestra falencia inmersa en procesos fisiológicos, enfermedad y muerte, que son atravesados por aspectos culturales y sociales de nuestro tiempo, como bien lo describe Olivares, A. (2012): “El sueño de sor Juana es el sueño del hombre, de todos los hombres, en trayectoria tenaz hacia la verdad y el bien”. La búsqueda por ese entendimiento de lo terrenal y cósmico de la autora refleja el deseo de toda la humanidad por querer comprenderlo todo. El presente artículo, bajo la premisa de la imposibilidad del entendimiento universal, pretende ser un análisis intertextual del poema Primero Sueño, con el fin de reconocer los procesos anatómicos y fisiológicos enunciados en el poema, no desde una perspectiva poética, sino desde una concepción científica del siglo XVII al que perteneció la jerónima, inmersa en postulados neoplatónicos y herméticos, para, posteriormente cotejar estos principios con el conocimiento médico actual y el sistema gnoseológico de la autora.

  1. Del sueño al despertar intelectual en la cosmovisión de Sor Juana

Dormir y soñar es tan humano y natural como vivir y morir, sin embargo, este viaje onírico de Sor Juana difiere de lo que para nosotros significa el sueño en la actualidad. Gaos, J (2004) describe de manera precisa la descripción fisiológica del sueño en el poema de Sor Juana Inés de la Cruz:

Fatigados del trabajo y cansados del deleite, han quedado «ocupados de profundo sueño dulce los miembros» y los sentidos suspendidos de su ordinario ejercicio, «‘cediendo al reto del contrario de la vida», de Morfeo. El alma se limita a dar al cuerpo el mínimo de animación necesario para que sigan funcionando el corazón y el pulmón, mientras que sentidos y lengua callan todos, y el estómago envía al cerebro vapores tan claros que no sólo no impiden la actividad de la imaginación, sino que, por el contrario, la estimulan.

En esta descripción, Gaos entiende la importancia de un todo inmerso en un solo proceso, el sueño. Hace referencia al aspecto social del trabajo y el arte como actividades que fatigan y obligan al cuerpo a renunciar, de forma temporal, a sus actividades, apenas con los requerimientos y movimientos mínimos que se requieren durante la rendición frente a Morfeo. Cuerpo y alma se coordinan para pasar de un estado de vigilia a uno de semivida. La ilustración aún quedaba lejos para la época de Sor Juana Inés de la Cruz, y aunque el método científico no era parte del proceso de búsqueda de respuestas, las observaciones y cuestionamientos siempre han acompañado a la humanidad para entender o explicar lo que sucede a su alrededor. El primer acercamiento o herramienta para conocer nuestro entorno se basa en aquello que podemos percibir por nuestros sentidos: “Entonces sor Juana no puede menos que participar de un racionalismo de tipo cartesiano, pues lo que nos narra acerca de sus observaciones y experiencias en la Respuesta a sor Filotea no tiene nada que ver con la aproximación escolástica al conocimiento (Olivares, A. 2012, p. 322). Para la autora, es necesario alejarse de sólo lo que los sentidos puedan percibir, como bien sucede en Primero Sueño, en que el alma es libre y se aleja de lo terrenal, es decir, se “separa de su envoltura carnal” (Paz, O. 2022, p. 539) para dar cabida a un entendimiento superior que únicamente puede suceder en una semimuerte en la cual “el cuerpo se ha escapado de la censura carnal” (Ibid., p. 553).

Para librarnos de errores anacrónicos, es necesario pensar, sentir y vivir en el mundo del barroco al que perteneció la autora, por ello, no debemos pasar por alto la escolástica que regía a los hombres y mujeres de ciencia, como ella, como lo resalta Santillana, D. (2021):

En el Imperio Español, en particular, la comunidad científica seguía atribuyendo a la ciencia criterios de verdad, método y objetivos distintos a los actuales. Sor Juana, por ejemplo, es una más de las científicas que admite, en astronomía, las proposiciones del sistema ptolemaico, pues el paradigma de Copérnico (1473-1543) (tan en la norma en el siglo XXI) sólo sería adoptado por el conjunto de la comunidad científica tras la reformulación de los axiomas de la matemática; y sin escrúpulos religiosos y de conciencia, durante el siglo XVIII (p. 69).

El conocimiento anatómico y fisiológico al que tuvo acceso la autora es poco claro. Por un lado, Octavio Paz duda de lo que afirma Méndez Plancarte, al utilizar ese “tal vez”, de que Sor Juana se documentó en fray Luis de Granada (Paz, O. 2022, p. 555). Paz apela a que la autora leyó directamente a Hipócrates, Galeno y otros tomos en latín de anatomía, cirugía y farmacia por los retratos de Miranda y Cabrera, en los cuales, en el fondo, se observan estantes de libros con estos títulos. Antonio Alatorre por su parte menciona que los rótulos plasmados por los pintores son fantasiosos y se pregunta “qué objeto tiene imaginar un conocimiento directo de Galeno, cuando los datos materiales de esos 75 versos están ya en fray Luis de Granada” (Alatorre, A., p. 107), (ver imagen 1).

Imagen 1. Cabrera M. (1750).

Sea o no que Sor Juana haya leído directamente a Galeno e Hipócrates, el conocimiento transmitido desde los griegos, y posteriormente a la Edad Media y parte del Barroco, se fundamentaba en que se concebía que la naturaleza se conformaba por dos facetas: “una de carácter universal o macrocósmico y la otra de índole individual o microcósmica” (Martínes, G., p. 64), hechos que bien se pueden apreciar desde el inicio de Primero Sueño (SJIC, op. cit., vv. 1-6):

Piramidal, funesta de la tierra
nacida sombra, al cielo encaminaba
de vanos obeliscos punta altiva,
escalar pretendiendo las estrellas;
si bien sus luces bellas
–exentas siempre, siempre rutilantes–

Lo macro se enfoca en fenómenos y fuerzas que conforman el universo y lo micro de la fisiología humana (SJIC, op. cit., vv. 205-209):

Pel del reloj humano
vital volante que, si no con mano,
con arterial concierto, unas pequeñas
muestras, pulsando, manifiesta lento
de su bien regulado movimiento.

La autora entendía que lo macro o externo afectaba a lo micro o interno. Cada rubro contaba con sus propios principios e interacciones. Bajo preceptos galénicos, el cuerpo está conformado por cuatro humores: sangre, bilis negra, flema y bilis amarilla; estos a su vez se relacionaban con los cuatro elementos de la tradición aristotélica: fuego, tierra, agua y aire. En esta cosmovisión, la salud se lograba al existir una homeostasis (equilibrio) de la combinación binaria de estas cuatro cualidades básicas y cada humor habitaba en un órgano específico que condicionaba un temperamento, como podemos ver en la tabla de Gerardo Martínez (2014):
Humor Elemento Cualidad Temperamento
Sangre Fuego Caliente/seco Sanguíneo
Bilis negra Tierra Frío/seco Melancólico
Flema Agua Frío/húmedo Flemático
Bilis amarilla Aire Caliente/húmedo Colérico
Martínez afirma que bajo este ordenamiento órgano-funcional, se podían explicar casi todos los procesos fisiológicos y enfermedades. La gran mayoría bajo un sistema de opuestos, lo que comulga con principios herméticos. De igual manera, la influencia de los astros para generar enfermedades, como la melancolía, se explican muy bien bajo una mirada neoplatónica. De nuevo, bajo esta cosmovisión se entiende la correlación entre lo macro (externo) y lo micro (interno). De esta manera se podía identificar el agente externo que afectaba al órgano interno. Por ejemplo: la humedad generaba un incremento en la producción de flema que afectaba a los pulmones y condicionaba no solo un temperamento flemático, sino infecciones respiratorias como neumonía. El remedio era lo opuesto, un clima cálido que calentara la sangre para disminuir el frío de la flema y revertir la enfermedad respiratoria.

III. El sueño

Para Sor Juana Inés de la Cruz, el sueño es un proceso de suspensión y no de privación de la actividad cotidiana, sea esta física o intelectual: un “cadáver con alma” (Paz, O. 2022, p. 538) y esto se debe a que “el alma, por ser de naturaleza distinta del cuerpo, puede separarse de su envoltura carnal en momentos excepcionales, como el éxtasis y ciertos sueños” (Ibid., p. 539), como la autora lo describe y se aprecia en los siguientes versos (SJIC, op. cit., vv. 166-172):

así, pues, de profundo
sueño dulce los miembros ocupados,
quedaron los sentidos
del que ejercicio tienen ordinario,
–trabajo, en fin, pero trabajo amado
si hay amable trabajo–,
si privados no, al menos suspendidos,

La rendición de lo corpóreo, bajo influjo de lo externo, da paso al relevo del control por los sentidos. Lo interno toma el control en esta muerte parcial que es democrática y no distingue edad, género ni clase social (SJIC, op. cit., vv. 183-191):

desde la de a quien tres forman coronas
soberana tiara,
hasta la que pajiza vive choza;
desde la que el Danubio undoso dora,
a la que junco humilde, humilde mora;
y con siempre igual vara
(como, en efecto, imagen poderosa
de la muerte) Morfeo
el sayal mide igual con el brocado.

El sueño, para la autora, es un estado de semimuerte, como se aprecia en el verso 203, de Primero Sueño: “muerto a la vida y a la muerte vivo”. Esta muerte en vida, desde el punto de vista fisiológico actual, el sueño se considera como un estado alterado. Hall y Guyton (2016) definen al sueño como “un estado de inconsciencia del que puede ser despertada una persona mediante estímulos sensitivos o de otro tipo. Y para los autores, es importante distinguirlo del coma, que es el estado de inconsciencia del que no puede despertarse a una persona (Guyton y Hall, 2016, p. 721). Bajo esta descripción de Hall y Guyton, el estado de inconsciencia que se vive en el sueño bien puede parecer un “cadáver con alma” (SJIC, op. cit., vv. 202), con la salvedad de que este cadáver aún posee las capacidades necesarias para resucitar si un factor externo lo irrumpe.

Durante el sueño se alternan fases de dos tipos de sueño: 1) sueño de movimientos oculares rápidos (sueño REM, por su denominación en inglés rapid eye movement), en que los ojos tienen movimientos rápidos, y 2) sueño de ondas lentas o no REM (NREM), en el que las ondas cerebrales son potentes y de baja frecuencia (Ibid., p. 721-722). Sin que Sor Juana conociera estos aspectos fisiológicos, en sus líneas parece describir cada efecto que se experimenta durante el sueño. Como ejercicio de análisis intertextual, es posible cotejar estas características fisiológicas del sueño REM con versos del poema Primero Sueño para ejemplificar la erudición de la autora y su capacidad para describir aspectos fisiológicos de una forma poética inmersa en metáforas y alegorías.

. El sueño REM se asocia comúnmente con los sueños y con movimientos activos de los músculos del cuerpo (Ibid. p. 721-722):

así, pues, de profundo
sueño dulce los miembros ocupados,
quedaron los sentidos
del que ejercicio tienen ordinario (SJIC, op. cit., vv. 166-169).

Los miembros ocupados bien podrían ser estas contracciones musculares involuntarias que brazos y piernas presentan durante el sueño, pero también la activación de otros músculos, como los oculares con estos movimientos oculares rápidos, justo cuando más se está soñando. El movimiento de los ojos, aunque cerrados, están mirando en diferentes direcciones. Durante el sueño vivimos experiencias que requieren ser miradas.

. Resulta más difícil despertar a la persona con estímulos sensoriales que durante el sueño de ondas lentas, y habitualmente las personas se despiertan de forma espontánea por la mañana durante un episodio de sueño REM (Hall y Guyton, op. cit., 721-722):

mientras nuestro hemisferio la dorada
ilustraba del sol madeja hermosa,
que con luz juiciosa
de orden distributivo, repartiendo
a las cosas visibles sus colores
iba, y restituyendo
entera a los sentidos exteriores
su operación, quedando a la luz más cierta
el mundo iluminado, y yo despierta (SJIC, op. cit., vv. 967-975).

El sol no solo ilumina al hemisferio terrestre, también ilumina a los hemisferios cerebrales y bajo este estímulo externo que altera el equilibrio interno, es justo en un estado de sueño que se interrumpe el estado de semivida o semimuerte, lo que reitera que todo lo expuesto en el poema no es más que un sueño inmerso en movimientos oculares rápidos.

. El tono muscular en todo el cuerpo se encuentra muy deprimido, lo que indica una fuerte inhibición de las zonas espinales de control de los músculos (Hall y Guyton, op. cit., 721-722):

El alma, pues, suspensa
del exterior gobierno, –en que ocupada
en material empleo,
o bien o mal da el día por gastado–,
solamente dispensa
remota, si del todo separada
no, a los de muerte temporal opresos
lánguidos miembros, sosegados huesos,
los gajes del calor vegetativo,
el cuerpo siendo, en sosegada calma,
un cadáver con alma,
muerto a la vida y a la muerte vivo (SJIC, op. cit., vv.192-203).

Los “lánguidos miembros” y los “sosegados huesos” reflejan la depresión del tono muscular y los reflejos espinales inferiores (motoneurona inferior) quedando el cuerpo en un estado de “muerte temporal”, apenas con los requerimientos de energía necesarios “calor vegetativo”.

. Las frecuencias cardíaca y respiratoria suelen volverse irregulares, un hecho característico del estado de sueño (Hall y Guyton, op. cit., 721-722):

el del reloj humano
vital volante que, si no con mano,
con arterial concierto, unas pequeñas
muestras, pulsando, manifiesta lento
de su bien regulado movimiento.
Este, pues, miembro rey y centro vivo
de espíritus vitales,
con su asociado respirante fuelle
–pulmón, que imán del viento es atractivo,
que en movimientos nunca desiguales
o comprimiendo ya, o dilatando
el musculoso, claro arcaduz blando,
hace que en él resuelle
el que le circunscribe fresco ambiente
que impele ya caliente,
y él venga su expulsión haciendo activo
pequeños robos al calor nativo
algún tiempo llorados,
nunca recuperados,
si ahora no sentidos de su dueño
que, repetido, no hay robo pequeño–;
estos, pues, de mayor, como ya digo,
excepción, uno y otro fiel testigo,
la vida aseguraban,
mientras con mudas voces impugnaban
la información, callados, los sentidos
–con no replicar sólo defendidos–, (SJIC, op. cit., vv. 205-231).

Durante el sueño la frecuencia cardíaca se vuelve irregular, alterando su “bien regulado movimiento” y de igual forma, la frecuencia respiratoria también se ve alterada, aunque para la autora este “respirante fuelle”, a pesar del sueño, no pierde la sincronía de sus movimientos que mantienen la temperatura del cuerpo a través de la exhalación del frío excedente. Sor Juana identifica al corazón y pulmones como los órganos vitales que aseguran la vida. Tal parece que Sor Juana describió desde su tiempo la importancia de la resucitación cardiopulmonar, priorizando la circulación y ventilación para mantener la vida en las personas en paro.

. El encéfalo está muy activo en el sueño REM, y el metabolismo encefálico general puede incrementarse hasta en 20%. En el electroencefalograma (EEG) se muestra un patrón de ondas cerebrales similar al que se produce durante la vigilia. Este tipo de sueño se denomina también paradójico, debido a que resulta una paradoja que la persona siga dormida a pesar de la presencia de una acusada actividad cerebral (Hall y Guyton, op. cit., 721-722):

ésta, pues, si no fragua de Vulcano,
templada hoguera del calor humano,
al cerebro enviaba
húmedos, mas tan claros los vapores
de los atemperados cuatro humores,
que con ellos no sólo no empañaba
los simulacros que la estimativa
dio a la imaginativa
y aquésta, por custodia más segura,
en forma ya más pura
entregó a la memoria que, oficiosa,
grabó tenaz y guarda cuidadosa,
sino que daban a la fantasía
lugar de que formase
imágenes diversas (SJIC, op. cit., vv. 252-266).

Los vapores de los cuatro humores que ascienden hasta el cerebro son la causa de la activación de los sueños, lo que incrementa el metabolismo del cerebro. En el estado de sueño es cuando hay más actividad eléctrica cerebral. Entre más “cadáveres con alma” somos, más “imágenes diversas” se viven en los sueños que tenemos. Bajo una mirada médica, es importante mencionar que los sistemas cardiovascular y respiratorio juegan un papel importante en todos los procesos fisiológicos en el cuerpo; hecho que Sor Juana menciona de forma precisa e incluso los describe al principio de los versos enfocados a los aspectos anatómicos y nomina al corazón como “reloj humano, vital volante” (Ibid., vv. 205-206) y al pulmón como “respirante fuelle” (Ibid., vv. 212) por la concepción de la importancia de cada uno en los procesos vitales “estos, pues, de mayor, como ya digo, / excepción, uno y otro fiel testigo, / la vida aseguraban” (Ibid., vv. 226-228); el primero con su latido constante y frecuente, cual reloj, y el segundo como calentador del aire inhalado. Recordemos que, bajo principios hipocráticos, la sangre se asociaba al calor y al fuego; hecho que se lograba con el calor que los pulmones, cual fuelle, dispersaban por todo el cuerpo a través de la inhalación y la exhalación “en movimientos nunca desiguales / o comprimiendo ya, o dilatando” (Ibid., op. vv. 214-215) a través de la garganta “el musculoso, claro arcaduz blando” (Ibid., op. vv. 216).

Si bien hoy entendemos que el buen funcionamiento del cuerpo no depende del equilibrio entre humores, sí es necesario un equilibrio entre los diferentes sistemas. Corazón y pulmones están íntimamente relacionados, no porque estos últimos calientan la sangre, sino que el sistema circulatorio mayor (circulación de órganos y extremidades) depende de la circulación menor (circulación pulmonar). Los pulmones oxigenan la sangre que el corazón envía a través de las arterias pulmonares y la sangre oxigenada regresa al corazón a través de las venas pulmonares, para posteriormente ser enviada a todo el cuerpo a través del arco aórtico y aorta y regresar de nuevo hacia las cavidades derechas del corazón y repetir el proceso.

Dentro del poema de Sor Juana es posible diferenciar dos argumentos: lo ambiental y lo corpóreo. La noche como evento astronómico afecta a los seres inanimados y animados y a estos últimos por igual, independientemente de la especie o de la clase social. Los efectos somáticos que se desencadenan condicionan una transformación temporal y cíclica en aquellas especies que habitan el mar, el cielo y la tierra. Los humanos no se escapan de ello y la autora de Primero Sueño, mediante proposiciones del sistema ptolemaico y de principios neoplatónicos y gnosis hermética, como previamente ya se mencionó, describe de forma metafórica y mediante alegorías los cambios fisiológicos que se desencadenan como respuesta a la “pavorosa sombra fugitiva” (Ibid., vv. 9). Resulta extraordinario que estos aspectos anátomo-fisiológicos descritos por medio de versos son tan apegados a la fisiología actual e incluso enriquecidos de un sistema gnoseológico que, como afirma Santillana (2021): “En El sueño, la autora puso en juego todo el enorme caudal de conocimientos que se exigía al hombre de ciencia, y que ella poseía” (p. 86).

IV. Conclusión

El poema Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz resulta un acto de contrición por la búsqueda de la verdad y el entendimiento de todo lo que nos rodea. Nuestra falencia se exacerba frente a la incapacidad por nuestra ignorancia e insignificancia frente a lo terrenal y cósmico, pero sobre todo aquello que nuestros sentidos no pueden percibir. Para comprender la cosmovisión de la jerónima y posteriormente cotejar con el conocimiento médico de nuestros días, es menester reconocer la concepción científica del siglo XVII, inmersa en postulados neoplatónicos y herméticos que aparentemente a nuestros ojos pudiera ser deficiente, sin embargo, como se demostró en el análisis intertextual con literatura médica actual, el conocimiento o entendimiento de la autora resulta muy cercano a la anatomía y fisiología que hoy conocemos. Desde luego no se deberá cometer el error de juzgar de forma textual lo plasmado en el poema y lo escrito en tratados médicos actuales, pero sí reconocer la pericia de la autora por entender que los factores externos pueden generar un desequilibrio interno: una falla en algún órgano o sistema afectará todo el organismo y a su vez este afectará a los otros que lo rodean. Es evidente que explicarnos hoy día la enfermedad o procesos fisiológicos, como el sueño, bajo principios herméticos y neoplatónicos resulta un ejercicio infértil y ocioso, puesto que la humanidad ha superado esta época y el progreso que se ha logrado nos ha llevado hasta lo que hoy conocemos. Sin embargo, no deberíamos desdeñar del todo la forma en cómo se llevaba a cabo la ciencia y medicina del barroco, sobre todo en el uso de la metáfora y alegoría como herramienta comunicativa para mejorar la comunicación médico-paciente, para así atenuar el impacto que ocasiona un diagnóstico médico. La erudición no debe ser ajena a la belleza, como bien lo demostró la autora en su poema, por ello arte y ciencia no deben entenderse como opuestos, sino como complementos. La literatura y la medicina son artes que comparten muchos aspectos entre sí, de hecho, no se podría entender una sin la otra. Cada una cuenta lo que sucede en torno a la otra. La medicina al ser de las ciencias la más humana se ha creado a partir del dolor, la compasión y la necesidad, y son estos sentimientos y síntomas los que bien pueden ser plasmados a través de las letras para poder ser leídos por otros y Primero Sueño de Sor Juana Inés de la Cruz es un referente de esta simbiosis entre arte y ciencia.

Sobre el autor:

Unidad PET-CT, División de Investigación, Facultad de Medicina, UNAM.

ORCID: https://orcid.org/0000-0002-8499-5644

Sugerencia de citación:
Olarte-Casas, M.A. (2025, marzo). Análisis anátomo-fisiológico del poema Primero sueño de Sor Juana. Medicina y Cultura, 3(1), mc25-a06.
https://doi.org/10.22201/fm.medicinaycultura.2025.3.1.6

 

 

Miguel Ángel Olarte Casas

Es médico nuclear subespecialista en imagen molecular. Responsable de la Unidad PET/CT. Jefe de Enseñanza de la Unidad PET/CT. Licenciado en Escritura Creativa y Literatura por la Universidad del Claustro de Sor Juana de México, con máster en Escritura Creativa por la Universidad de Salamanca, España.

Contacto: maolarte@unam.mx

Lecturas recomendadas

Alatorre, A. (1997). “Lectura del Primer Sueño”. En S. Poot-Herrera (ed.), Y diversa de mí misma entre vuestras plumas ando. Homenaje internacional a Sor Juana Inés de la Cruz. Edición de Sara Poot Herrera (México: El Colegio de México., 1997.

Cabrera, M. (1750). Sor Juana Inés De la Cruz [pintura]. Museo Nacional de Historia, CdMx, México. https://mexicana.cultura.gob.mx/es/repositorio/detalle?id=_suri:ESPECIAL:TransObject:5bce55047a8a0222ef15d471

Gaos, J. (2004). El sueño de un sueñoo (2004). Prolija Memoria. Estudios de cultura virreinal. Puebla: Universidad de Puebla.

Hall, J. y Guyton, A. (2016). Guyton Y Hall: Compendio De Fisiología Médica (. 13a ed). Barcelona.

Martínez, G. (2014). La medicina en la Nueva España, siglos XVI y XVII. Ciudad de México: UNAM.

Olivares, A. (2012). El Primero sueño de Sor Juana Inés De La Cruz. Bases Tomistas, De Alejandro Soriano Vallès. Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas 22-76. México: UNAM.

Paz, O. (2022) Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. México: FCE.

Santillana, D. (2021). “Sobre el sueño de Sor Juana”. En M.A. González-Dávila y M.C Ríos-Espinosa (coords.), De somno et insomniis: la vida monástica a través del lecho y los procesos del sueño en Sor Juana Inés de la Cruz. México: Bonilla.

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